El pasado 2 de junio, los alumnos del Instituto Culinario de Oregon hallaron el cuerpo de su profesor de cocina Daniel Brophy, de 63 años, con heridas de bala y tendido sobre un charco de sangre en el suelo. La policía y el personal médico arribaron al lugar para intentar salvarle la vida pero fue inútil.
Ciudad de México, 13 de septiembre (SinEmbargo).– Una pistola es ruidosa, sucia y requiere cierta habilidad. Un cuchillo exige contacto: es algo muy personal y te llenas de sangre. Contratando a un sicario te arriesgas a que te delate o te chantajee. ¿Y quién conoce a uno? Recurrir a un amante es una idea peor aún. En cuanto al veneno, lleva uno o dos meses matar a alguien, y la víctima estará enferma todo ese tiempo. ¿Quién desea estar con un marido enfermo? El 4 de noviembre de 2011, la escritora de folletines románticos Nancy Crampton-Brophy repasaba, en una entrada en un blog titulada Cómo matar a tu marido, diversas posibles maneras de liquidar a un esposo. Siete años después, el pasado 5 de septiembre, la novelista de 68 años era detenida por la policía de Portland, Oregon, en Estados Unidos acusada de asesinar a su marido.
De acuerdo a El País, sus lectores saben de la debilidad de Nancy Crampton-Brophy por la muerte violenta dentro del matrimonio. En la ficción, se entiende. En «El policía equivocado», la protagonista pasa “cada día de su matrimonio” fantaseando con asesinar a su esposo. En «El marido equivocado», una mujer huye de su pareja fingiendo su propia muerte.
El pasado 2 de junio, a primera hora de la mañana, los alumnos del Instituto Culinario de Oregon hallaron al cocinero Daniel Brophy, de 63 años, tendido sobre un charco de sangre en el suelo de una cocina, con heridas de bala. La policía y el personal médico arribaron al lugar mpara intentar salvarle la vida pero fue inutil.
Al día siguiente, Nancy Crampton-Brophy comunicaba el triste suceso a sus mil 491 amistades digitales. “A mis amigos de Facebook y familia, tengo una noticia triste que contar”, escribió. “Mi marido y mejor amigo, el chef Dan Brophy, fue asesinado ayer por la mañana. Para aquellos de vosotros que estáis más cerca de mí y que sentís que esto merecía una llamada telefónica, tenéis razón, pero estoy esforzándome por encontrar un sentido a todo ahora mismo. Hay una vigilia con velas en el Instituto Culinario de Oregón, mañana lunes a las siete de la tarde. Aunque agradezco todas vuestras cariñosas respuestas, estoy sobrepasada. Por favor, ahorraos las llamadas telefónicas durante unos días hasta que yo empiece a funcionar”.
Aquel lunes por la tarde Nancy Brophy acudió a la vigilia en memoria de su marido, arropada por cientos de personas, a las puertas de la escuela de cocina en la que el finado impartió clases desde que se fundara en 2006.
El asesinato del chef resultaba tan inexplicable para la policía como para las personas que lo rodearon. Era un hombre entrañable, según recordaron sus colegas en la prensa local, con un gran corazón apenas disimulado tras sus inocentes excentricidades. Prohibía silbar en la cocina, y obligaba a aquellos alumnos que olvidaban su gorro de chef a cocinar tocados con una pieza de su extravagante colección de sombreros (mexicanos, vikingos…). Cada año, era tradición que un alumno se pusiera un disfraz de vaca para que el resto colocara sobre él con velcro los diferentes cortes de carne. El disfraz había sido cosido a mano por la esposa del profesor.
El chef compartía con su pareja novelista una cierta querencia por el humor negro, a juzgar por el tenor de algunos de los aforismos que creaba y repetía, famosos entre sus alumnos, que los bautizaron como brophyismos. “Todas las setas se pueden comer, al menos una vez”, decía uno. “Puedes curar fácilmente a un pollo enfermo usando una pala”, rezaba otro.
Ella empleaba ese mismo humor negro, tan apreciado por sus lectores, para hablar sobre su propio matrimonio. En una entrevista en 2012, preguntada por los motivos por los que le atraía como novelista el suspense romántico, respondió: “El asesinato, el caos, la sangre parecen brotar naturalmente de mí, lo que significa que mi marido ha aprendido a dormir con un ojo abierto”.
Lo cierto es que, a pesar de todo, al menos en apariencia, los Brophy formaban una pareja bien avenida tras 27 años de matrimonio. “Tenemos nuestros más y nuestros menos”, escribió en su web la novelista, “pero hay más tiempos buenos que malos”.
Finalmente, basándose en la investigación llevada a cabo durante los tres meses de verano, la policía ha llegado a la conclusión de que la escritora es sospechosa de la muerte de su marido. El jueves pasado ingresó en prisión sin fianza. La policía se limitó a decir, en un comunicado, que “los detectives creen que Nancy L. Crampton-Brophy es la sospechosa por el asesinato de Daniel C. Brophy”. Nada revelaron sobre el posible móvil del supuesto crimen. Cierto es que la propia autora ofreció cinco posibles motivos en su texto Cómo asesinar a tu marido: 1) El financiero; 2) Es un “bastardo mentiroso y tramposo”; 3) Te has enamorado de otra persona; 4) Es un abusador; y 5) Matar es tu profesión.
“Encuentro más fácil desear la muerte a la gente que matarla realmente”, advertía Crampton-Brophy en el mismo texto. “Pero lo que sé sobre el asesinato es que cada uno de nosotros lo tiene dentro de sí, cuando le empujan demasiado lejos”.